GUIATIÉTAR

 Valle del Tiétar - Sur de Gredos

según la tradición, sólo pueden participar los nacidos en S. Esteban. Una carrera en la que de los cascos de los caballos salen chispas pone fin al acto religioso que conserva aún, tanto por el entorno y las palabras, el aire adusto y la fidelidad a las tradiciones de esa España de fe y sufrimiento que captaran los pinceles de Zuloaga.

Tiempo de Carnaval. En el Valle del Tiétar los carnavales ya no son lo que fueron. El paso del tiempo y la atonía en que vivió la comarca como consecuencia de las emigraciones de los años setenta les han quitado el antiguo vigor. En la actualidad se trata de recuperarlos, en unos casos con concursos de disfraces incentivados por las corporaciones municipales, o, en otros, por empresarios particulares. En aquellos carnavales lejanos uno de los actos claves de la tarde del martes era, junto a la muerte del muñeco en alguno de los municipios, el Ofertorio de Animas y el Baile de la Bandera. En el primero de éstos se procedía a realizar una generosa entrega de bienes agrícolas que, tras ser subastados, pasaban a convertirse en dinero en metálico para sufragar misas por los fallecidos del año. En algunos pueblos, como en Pedro Bernardo, para entregar la ofrenda había que pasar bajo un arco formado por los palitroques de los danzantes enmascarados, que eran los que bailaban ante S. Sebastián, a los que acompañaba el "General de Animas". Luego en la plaza se "bailaba" la bandera, aunque el "baile" no era sino una serie de ejercicios de habilidad en el manejo de la bandera; el que lo ejecuta la pasa sobre su cabeza, tras la espalda y debajo de ambas piernas, en repetidas ocasiones sin que hubiese un orden prefijado